lunes, 28 de noviembre de 2011

Solteros

   Vivir en sociedad significa que todos necesitamos los unos de los otros, que no podemos crecer y avanzar en la vida si no es junto con otras personas. Para ello establecemos vínculos de muy diversa índole con los demás.
   De entre todos ellos, el vínculo más poderoso y sentimentalmente más intenso que podemos constituir con otra persona (si excluimos el familiar) es el amoroso, es decir, encontrar a una persona del sexo opuesto (o propio, según la orientación sexual de cada uno) con la que conectemos de una forma tan especial, tan enriquecedora y romántica como para que estemos dispuestos asumir con ella el compromiso de una vida en común.
   Así nacen las parejas y así se da el primer paso para la creación de una familia propia, independiente y distinta de aquellas de las que cada miembro procede sin que eso implique desvinculación de las mismas. Así pues entenderemos la importancia de la vida en pareja como paso previo a la fundación de una familia y por ende una importante institución de cara a la perpetuación de la especie.
   No es entonces casualidad, que la propia sociedad ejerza sobre sus miembros cierta presión, que se manifiesta en múltiples y sutiles formas, para que cale en las personas la necesidad de estar en pareja,  ensalzando las ventajas de ello y en ocasiones omitiendo las desventajas.
  
   Pese a la susodicha presión social hay un numeroso grupo de personas "en edad de merecer" (como decía mi abuela) que no tienen pareja. Ya sea porque la suerte en el amor les es esquiva y nunca consiguen mantener o consolidar las relaciones que empiezan o bien porque son constantemente rechazados; aunque también hay quienes lo están por una cuestión de ideales propios, según los cuales encuentran más ventajoso y satisfactorio estar soltero.


   No hay mucho que decir del primer caso ya que son personas solteras por imposición, es decir, lo son contra su propia voluntad (por mucho que nos intenten vender los libros de autoayuda y determinadas corrientes de pensamiento, encontrar el amor no depende sólo de uno mismo) mientras que en el segundo caso es la persona la que elige permanecer soltera. En ambos casos, en una sociedad que en gran parte aboga por la vida en pareja como garantía de perpetuidad generacional, esto conlleva el tener que aguantar determinados comentarios y determinados prejuicios sobre todo cuando ya se ha alcanzado cierto "límite" de edad; por ejemplo:

- Se te va a pasar el arroz: Curiosa metáfora culinaria con la que decirte que o bien te vas a hacer mayor, más "estropeado" y lo vas a tener mucho peor para encontrar pareja, o bien que (en caso de ser mujer) estás cerca de la edad en la que no puedas tener hijos.

- Te vas a quedar para vestir santos: En épocas pasadas muchas mujeres de edad avanzada que no se habían casado se dedicaban a realizar faenas y cuidados en iglesias, una de estas labores era adecentar las imágenes de los santos que adornaban las iglesias, vistiendo y desvistiendo santos para asegurarse de que siempre estuvieran en buenas condiciones.
Esta es una frase principalmente dirigida a mujeres solteras a partir de los 30 años, aunque también hay quien las usa para los hombres.

- No tiene pareja, a ver si va a ser gay/lesbiana: No es una frase que suelan decirle directamente a la persona en cuestión pero sí que suele escucharse entre personas de su entorno. Para mi gusto es algo tan absurdo que no merece ni comentarlo.

- A ver si es que vas para cura: El sacerdocio cristiano exige dedicación plena, lo que conlleva que no te puedes casar más que con tu vocación. Algunos perpetran esta ingeniosa comparación para señalar el hecho de que estás soltero, no se te ve intención de dejar de estarlo ni tampoco se te conocen "rolletes" ocasionales (o de una noche y adios muy buenas).

- ¿Cuándo te vamos a ver con novio/a?: Pregunta muy recurrente en celebraciones familiares. Habitualmente provinientes de personas emparejadas desde hace tanto tiempo que ya se les ha olvidado que una pareja no se consigue como quien se compra un donut en la pasteleria e igualmente no ven que no todo el mundo está por la labor de tener pareja. Pero lo que no ven sobre todo, una pareja no es algo que te "eches" (como quien se echa un saco de cemento a la espalda).

   Este tipo de comentarios son una muestra de presión social y pueden llegar a resultar sumamente cansinos para quienes desean vivir su vida como solteros sin compromisos, pero para aquellas personas anteriormente mencionadas que sí desean pareja pero no la consiguen, pueden llegar a resultar dolorosas. No es agradable para quien sufre por su soledad que los demás se lo restrieguen.
  
   Publicaba hace algún tiempo una amiga mía (espero que se le ocurra leer este post, así ve que me acuerdo de ella) en Twitter lo siguiente: "Compañeros q creen q cada vez q te escuchan con alguien es un ligue xD Tendría una vida muy movidita!". Está escrito de forma un poquitín cutre-salchichera pero... quienes conoceis Twitter sabréis por qué. Pero ello no quita que no le falte razón en lo que expone ya que es curioso comprobar cómo la gente parece tener muchas veces un, digamos, "sentido arácnido" a lo Spiderman para detectar cuándo hablas o te ves con cierta frecuencia con algun amigo/a en concreto. No importa por qué motivo, nunca falta quien ve en ello un interés romántico.
  
   Al final, la pura y simple realidad es que la soltería, al igual que la vida en pareja, tiene sus ventajas y sus inconvenientes; que cada cual valore según sus preferencias y circunstancias qué es lo que quiere para su vida. No creo que la raza humana se vaya a extinguir si dejamos que la gente elija si quiere ser soltera o quiere no serlo.

  Por ello mi mensaje para esas personas emparejadas que parecen obsesionadas con que el estado ideal del ser humano es estar como están ellos es que se relajen un poco, que no todo el mundo tiene que ver el asunto con su misma óptica y que se puede llevar una vida plena y feliz sin necesidad de estar en una relacion amorosa; que mientras no comprendan esto e insistan en su obsesión de ver emparejados a todos sus seres queridos que aun no lo están, acabarán resultando molestos y cansinos. Personalmente me gustaría que llegara un día en el que yo mismo, que soy soltero y lo he sido durante casi toda mi vida, fuera a una boda, comunión, o celebración familiar cualquiera en la que nunca tuviera que oir ninguna de las frases anteriormente mencionadas y subrayadas.

Siendo justos y para ir finalizando, mi mensaje es exactamente el mismo para aquellos que, siendo solteros por elección personal, se pasan la vida atormentando a los que están emparejados con las ventajas de la vida sin compromisos sentimentales e intentando convencerles de que no hay nada mejor en el mundo que la vida de soltero. Exactamente lo mismo va para vosotros.

Vivid y dejad vivir.

martes, 22 de noviembre de 2011

Hasta luego, Lucas.

   No se dejen engañar por el título de este post. Una frase como esta, popularizada por el gran maestro del humor "Chiquito de la Calzada", hoy no es inspiradora de risas o de chistes sino que esconde una historia un poco triste.

   Permitidme que comience contandoos una historia de mi infancia, uno de los capítulos más "oscuros" de mi vida. Sucedió en un viaje familiar al pueblo de mi padre. Allí pude ver por primera vez en mi vida y en vivo animales de granja. Fue entonces cuando mis tíos del pueblo nos trajeron a mi hermano y a mi nada menos que un patito, una cría de pato, un onadino (gracias, San Google).
   Quedé maravillado de verlo, tan pequeñito, amarillito, con su pequeño pico de pato y sus silbiditos. Jugué mucho con él y en un arrebato de cariño le di un abrazo tan grande y amoroso que... sin darme cuenta lo asfixié.
   Ante la alarmada reacción de mis padres y el lógico enfado de mi hermano mayor comprendí que lo que acababa de pasar era algo malo, acababa de matar a un patito, accidentalmente pero lo maté. Aun sin ser consciente de hasta qué punto era trágico lo ocurrido yo me llevé un gran disgusto. Mis padres me intentaron tranquilizar porque realmente estuve muy afectado.
   Con el paso del tiempo todo fue quedando en anécdota, un simple accidente, una imprudencia infantil, nada que te deje traumas. De hecho he tenido en casa otras mascotas después de aquello, como mi perro "Tarzán" o mi gata "Morronga" (con quienes, por experiencia propia, fui mucho más cuidadoso y delicado en mis muestras de cariño).
  
   Ya volviendo al año 2011, en verano mi madre tuvo la idea de traer a casa una linda cría de pato para que mis sobrinitos pudieran tener un nuevo animalito a quien atender y cuidar. A mi me pareció una buena idea porque serviría para inculcarles desde bien pequeños el amor a los animales. Quise, con ese motivo, compartir con ellos mi triste incidente de la infancia, para que entendieran que por mucho amor que aquella criatura les inspirase, no podían cometer la misma imprudencia que cometí yo.
   Aqui van unas fotos de cómo era cuando lo trajeron a casa.




Casi como un peluchín.
El caso es que mi hermano y mi cuñada se negaron a quedarse con el pato, de modo que lo tuvimos que cuidar nosotros en casa. Así mis sobrinos tenían otro buen motivo para venir a vernos.

Era evidente que no nos lo íbamos a poder quedar para siempre, ya que un piso en el centro de Badajoz no es sitio para tener un pato y, conscientes de que un día se haría tan grande como para no poder tenerlo más, acordamos que lo llevaríamos a la misma granja de donde nos lo trajeron.

Nuestro pato, a quien mis sobrinos bautizaron con el nombre de "Lucas", ha estado viviendo en casa desde mediados/finales de Agosto hasta hoy 22 de Noviembre, que se lo han llevado de vuelta.
Estas son las fotos más actuales que tengo, para qué veais lo mucho que ha crecido y ha cambiado durante todo este tiempo:




   Si no se lo hubieran llevado, Lucas estaría ahora aquí conmigo, tumbado en el suelo entre mis pies y apoyando su cabecita en mi pie izquierdo, y eso después de haber recibido un buen baño en la bañera y haber estado un ratito en la terraza para que estirase las piernas.
   Adoraba su rinconcito bajo la mesa de la cocina, se pasaba las tardes allí tumbado y vagueando, levantándose sólo para echarle tientos al pienso y beber de su cuenquito de agua. Echaré mucho de menos la forma en que me seguía a todas partes por la casa, cómo me picoteaba los pies para que le prestase atención y cómo me dejaba la habitación llena de cacas y de meados. Me encantaba llegar del trabajo por las noches y encontrarmelo allí en su sitio, como si tal cosa, me encantaba acercarle un dedo al pico y ver cómo alargaba el cuello para intentar picotearlo.
   Hasta que se ha tenido que ir ha sido el verdadero rey de la casa. Me he puesto muy triste al verle marchar y al pensar que no lo volveré a ver, pero me consuela pensar que irá a un sitio donde habrá muchos de su especie, no le faltará comida, ni le faltarán amiguitos patunos, ni le faltará una buena alberca o sitio donde nadar, bañarse y hacer vida de pato, que era lo que aqui en casa no podía hacer por razones de espacio.
Esta noche, cuando he vuelto del trabajo y he visto el que era su rincón habitual de la cocina ahora ocupado por un taburete, me he quedado cabizbajo y decaído. Tengo tan buenos recuerdos de mi plumífero amigo que ahora me parece mentira que ya no esté.
Qué razón tenía aquel que cantaba que algo se muere en el alma cuando un amigo se va.
Espero que con el paso del tiempo vuelva a acostumbrarme a no tener mascota, que mi amigo Lucas sea pronto un agradable recuerdo del pasado como lo es ahora mi antigua gata y mi antiguo perro.
No quiero pensar qué futuro le espera a mi amigo (lamentablemente los patos de granja sólo se tienen para lo que se tienen) sólo espero que mientras éste le llegue, tenga una buena vida. Por otro lado también me gusta pensar que Lucas, además de un amiguete, ha sido también una oportunidad que me ha dado la vida para, de algún modo, redimirme por haber causado la muerte a aquel patito en el pueblo de mi padre cuando yo era un niño.
Nunca olvidaré a Lucas. Mi mascota, mi amigo. De los que leais esto, quienes tengais alguna mascota, pediros que la cuideis mucho y la tengais siempre a vuestro lado; a los que tengáis hijos, que les enseñéis desde bien pequeños que a los animales hay que quererlos y cuidarlos, que no son juguetes de usar y tirar, que también tienen un corazoncito y sentimientos. Enseñar a nuestros hijos a querer y cuidar de nuestros amigos los animales es fundamental para aquellos padres que aspiren a que sus hijos sean buenas personas cuando crezcan.
Despido este post del mismo modo que lo empecé. Con un cariñoso y sentido "Hasta luego, Lucas" (aunque la realidad es que ha sido un "hasta siempre") a modo de homenaje de despedida para mi pequeño pato, a quien echaré muchísimo de menos.
Un saludo a todos y gracias por el tiempo que habéis dedicado a leer estas sentidas líneas.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Enrique Falcó

   Muchas son las personas que a lo largo de toda una vida se cruzan en nuestro camino y todas dejan cierta huella en cada uno. Yo siempre he sido de los que piensan que aquellos a quienes conoces, incluso aquellos con las que no llegas a cruzar más allá de dos palabras, hacen indirectamente de ti la persona que hoy eres.
   Muchos son también los grados de amistad y confianza que puedes llegar a alcanzar con cada persona que te cruzas; mayores serán pues sus aportaciones a tu vida cuanto más fuertes sean los vínculos que establezcas con ellos.
   Tengo el gusto de poder afirmar que conozco a Enrique Falcó desde el colegio, ya que aunque nunca en aquella época llegamos siquiera a cruzar palabra, sí que fui consciente de que compartimos mañanas en el mismo patio de colegio durante nuestra infancia cuando entablé conversación con él por primera vez, hará ahora camino de ocho años.
   Hoy, además de ser mi compañero de trabajo es un gran amigo para mi y quiero dedicarle mi más merecido reconocimiento desde este humilde blog que, desde su pequeño gran rincón virtual nada más y nada menos que en el Diario Hoy ha querido dar a conocer a sus muchos seguidores algo sobre mi persona y sobre lo que en este blog escribo para todos.
   Hombre alegre, bonachón, amigo del buen comer y del buen beber así como de la cultura en todas sus facetas, hombre dicharachero y divertido que incluso en malos momentos siempre se muestra sonriente y guasón, hombre sociable y con sentido del humor que nunca desdeña un buen Loch Lomond en buena compañía.
   Con estas humildes palabras quiero agradecer su constante interés por dar a conocer mi blog y en este caso concreto por mencionar sobre mi persona y sobre mis escritos. Así como recomendar encarecidamente la lectura frecuente de su blog y por supuesto su colaboración semanal (Todos los Domingos en la sección de Opinión del Diario Hoy). Os encantará su forma de contar las cosas, tan cercana, tan personal. Lejos de fríos y sesudos análisis propios de altos intelectuales y entendidos Enrique Falcó escribe para su público como lo haría una persona cercana a la gente de a pie.



   Así mismo, a todos aquellos seguidores suyos que entres en mi blog por primera vez a través de él, daros la bienvenida y expresaros mis deseos de que el contenido que mi espacio alberga sea de vuestro agrado. Gracias a todos. Un fuerte abrazo.

  

viernes, 14 de octubre de 2011

Arreglando el mundo.

"Cada uno tiene su idea de un mundo perfecto".
Eso es lo que ponía en la pantalla del ordenador de Stephen Hawking en el episodio "Salvaron el cerebro de Lisa", de los Simpson.

En un momento de nuestra historia en que las cosas van mal, la crisis golpea fuerte y como de costumbre lo acaba pagando quien menos culpa tiene de la misma, muchos somos los que, con mayor o menor criterio, opinamos sobre qué habría que hacer para salir de esta.
Uno de los pequeños placeres de esta vida consiste precisamente en esto, en juntarte con tus amigos en un bar y arreglar entre todos este mundo triste y enfermo.

En mi última reunión con mis amigos, no hace mucho, uno de ellos nos hace una pequeña retrospectiva histórica: Nos habla de cómo nuestros abuelos vivieron una morrocotuda guerra civil y una no menos morrocotuda posguerra, que pasaron hambre y penurias, pero lucharon por seguir adelante y mejorar; mi amigo nos cuenta que nuestros abuelos, en el ocaso de sus vidas se sienten contentos porque después de tanto trabajar, sufrir penalidades y privaciones, sus hijos tuvieron una vida un poco mejor que la que a ellos les tocó vivir.
Del mismo modo, los hijos de aquellos abuelos (los que hoy son nuestros padres) nos cuentan que en su juventud vivieron una dictadura represiva, totalitaria y dificil pero que cuando el dictador murió, todos hicieron un gran esfuerzo para lograr un cambio hacia la Democracia, es decir, lo que se dio en llamar "La Transición". Una época complicada, de mucha tensión y muchos cambios en muy poco tiempo. Una época en que la construcción de España era algo así como una sola cuerda extremadamente tensa y muchos queriendo tirar de ella; podía haberse roto y armarse otra guerra civil pero nuestros padres supieron arreglarselas para ceder un poco en los momentos clave y en ideales e intereses propios en pos de un bien mayor. Nosotros somos hoy los hijos nacidos de esa transición. Nuestros padres nos miran orgullosos porque su esfuerzo valió para que hoy nosotros tengamos oportunidades, bienes y avances que ellos ni siquiera podían soñar.
Habiéndonos dado estos antecedentes, mi amigo se pregunta si hoy nosotros podemos sentir ese mismo orgullo de nuestros padres y abuelos por haber conseguido dejar a nuestros hijos un mundo mejor del que nosotros tuvimos. Su respuesta a dicha pregunta es un rotundo "NO", y yo, lamentablemente estoy de acuerdo con él, al menos por ahora.

Es entonces cuando otro de mis amigos, estando de acuerdo en que nuestra generación no puede enorgullecerse en absoluto del mundo que le está dejando a sus descendientes, nos dice que ese "NO" no tiene por qué ser un "NO" definitivo, que nuestro tiempo aún no ha pasado y que aún no es tarde para que nuestra generación cambie el mundo, que tenemos que quitarnos de la comodidad del sofá, del mando a distancia y del "ya lo hará otro" y echarnos a la calle a exigir cambios, a luchar en las calles como lo hicieron nuestros abuelos y nuestros padres.

El tercero de ellos cree que los otros dos son unos demagogos de cuidado, que si estamos así es porque durante años hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, hemos derrochado, despilfarrado y vivido como ricos sin serlo. Hemos gastado lo que no teníamos y ahora nos toca aguantarnos y sufrir recortes y penurias por culpa de nuestra mala cabeza. Que eso es lo único que hay y que todo eso de los Indignados no es más que una muestra de cinismo y caradura por nuestra parte, protestando y tomando calles y plazas sin permisos para echarles la culpa a los gobiernos de nuestras propias meteduras de pata.

Y aquí es donde salgo yo y le pregunto a esta persona si cree que esta es la Democracia por la que nuestros padres y abuelos lucharon tanto, una Democracia donde cada vez van teniendo cabida menos siglas y menos variedad ideológica, una Democracia en la que tras 33 años de existencia sólo ha habido TRES referendums (proporción a mi entender muy demostrativa de lo que les importa a los políticos de la Democracia la opinión del pueblo). Le cuento entonces que en mi opinión este sistema estaba muy bien en los años 80 o en los 90, pero que ya iba siendo hora de hacerle un lavado de cara y adaptarlo a los nuevos tiempos.

"¿Y qué quieres hacer para adaptarlo a los nuevos tiempos?" Me pregunta entonces y yo le respondo que a mi entender hay que hacer dos cosas: primero promover un cambio en la conciencia colectiva, tan aborregada y acostumbrada a no pensar por su cuenta y en segundo lugar, salir masivamente a la calle, abandonando nuestras comodidades y exigiendo cambios reales hacia una Democracia en la que los gobernantes trabajen para el pueblo y no para las agencias de calificación de deuda, los mercados y los bancos.
"Eso no sirve para nada" me responde. "Para eso crea un partido político propio y busca los cambios desde dentro o bien entra en alguno ya existente e intenta crear una corriente de cambio desde las bases del mismo". Pero yo no creo que ese sea el camino porque, o acabaría volviéndome igual de acomodado y demagogo que los políticos actuales o me sabotearían y me anularían para que mi mensaje no llegara jamás a la opinión pública.
Me contestó entonces que esa era la única manera. Yo le dije que no, que desde fuera se podían cambiar las cosas, que ya ha ocurrido en Islandia, en Egipto y en otros países, y aquí ya está el movimiento "15M" en el candelero, y todo con el nexo común que es Internet y las Redes Sociales.

Esto ya abrió otro debate, que a su vez abrió otro, etc. etc. La conversación continuó durante horas y horas. Finalmente cada uno se fue a su casa con sus propias conclusiones, habiendo escuchado ideas y formas de pensamiento que no habían contemplado y habiendo aprendido algo. Quizá no arreglamos el mundo pero sólo por la compañía y el buen rato valió la pena intentarlo.

domingo, 9 de octubre de 2011

Viaje a Barcelona

   Tras un largo viaje que empezó a las doce del mediodía del jueves y acabó casi a las diez de la noche, quien suscribe volvió a Badajoz después de permanecer seis días en Barcelona.
   Creo recordar que no había hecho viajes a larga distancia desde el primer año en que empecé a trabajar, y la llevo seis así que la verdad es que ya iba tocando. Entre algunos de mis compañeros ya es sabido que he planeado más viajes antes y al final nunca se llegaban a materializar, era el momento idóneo para que de una vez se rompiera esa mala racha.
   Afortunadamente ya tenía el alojamiento garantizado, me quedé en casa de mis tíos así que, cubiertas las necesidades básicas mis primeras preocupaciones eran, por un lado adaptarme al calor húmedo propio de las ciudades de costa y por otro adaptar mi ritmo de vida al de una ciudad grande como aquella. Sorprendentemente no me costó demasiado ni lo primero ni lo segundo.
   A partir de aquí no tardé en darme cuenta de hasta qué punto era diferente la vida de mi querida Badajoz respecto a esta, pero lejos de perpetuar allí la vida completamente sedentaria que habitualmente llevo en mi ciudad realmente no paré en casa de mis tíos nada más que para comer y para dormir.
   Por las mañanas, plano de las líneas de metro en mano, me iba a recorrer los puntos más emblemáticos de la ciudad pese a conocerlos ya pues no era la primera vez que iba a Barcelona; por las tardes, después de comer y reposar la comida con intentos fallidos de siesta, me dediqué a la vida social (vida social no familiar).
   ¿La playa? sólo la pisé el Domingo por la mañana... y de casualidad. El resto del tiempo ni me acordé ni me llamó. Mi tiempo era escaso y la ciudad demasiado grande y con demasiadas cosas que volver a ver como para perderlo tumbado en una toalla o retozando entre las olas (por no hablar de que por mi medicación no es recomendable aquello de tomar demasiado sol). Yo quería ver, ir aquí, ir allí, ver esto, ver aquello, Metro para acá, Metro para allá, etc.
   La parte negativa es que no dormí demasiado, principalmente porque notaba demasiado la diferencia de mi cama con la de casa de mis tíos, pero también porque mi mente no paraba de dar vueltas recordando todo lo vivido durante cada día y especialmente los ratos que pasaba con mi amiga Sara y las demás personas que tuve la ocasión de conocer a través de ella. Algunos de estos pensamientos eran:
  • ¿Cómo era posible que en Badajoz me diera tanta pereza salir a cualquier parte y aquí, que las distancias son mucho mayores y requieren andar mucho más, no parase en casa?.
  • ¿Cómo era posible que ni estuviera echando de menos mi ordenador ni internet (sólo usé el del móvil porque con Sara me comunicaba a veces por ese medio) cuando en Badajoz ambos son parte indispensable de mi vida?
  • ¿Cómo era posible que en Badajoz me pregunten por algunos sitios y no sepa donde están y sin embargo, con un par de vagas explicaciones, no me costara nada llegar hasta los últimos rincones de una ciudad tan inmensa como Barcelona?
  • ¿Cómo era posible que siguieran existiendo los trileros de Las Ramblas? Si existen es porque la gente sigue cayendo en la trampa ¿como es eso posible en pleno siglo XXI?
  • Ni mi amiga Sara ni yo tenemos pareja y hemos pasado juntos tardes enteras. ¿Cuánto tardarán en preguntarle a ella la gente de su entorno si "hay algo" entre nosotros? ¿Cuánto tardarán los del mío en preguntarmelo a mi?.
  • En cualquiera de los sitios en los que he estado siempre me he visto a mi alrededor gentes de diversas razas nacionalidades haciendo sus vidas sin meterse con nadie, un gran crisol de culturas. ¿Cómo es posible que esto sea un problema o una lacra para mucha gente?.
  • Qué dificil tiene que ser encontrarse con alguien por casualidad en una ciudad así.
  • ¿Podría llegar yo a acostumbrarme a aquello? y en caso de que así fuera ¿Podría yo re-acostumbrarme de la vida de alli a la vida de aqui?.
   Sería una torpeza por mi parte reconocer que en sólo seis días era dificil conocer la parte negativa de una vida como aquella. Muy posiblemente acabaría echando de menos Badajoz antes de lo previsto. Sea como fuere y sea por el motivo que sea lo que sí esta claro es que este viaje ha sido para mí un paréntesis. No sólo he cambiado de ciudad por unos dias y he abierto mi mente a otro tipo y a otro ritmo de vida, ahora entiendo que este viaje además de para despejarme de tantos años sin salir de Badajoz me ha servido también para acercarme un poco más a mi mismo y a otros aspectos de mi vida que, por alguna razón, aqui permanecen en estado latente.
   Eso era, en esencia, lo que esperaba conseguir en este viaje.Vuelvo a Badajoz atesorando muchos buenos momentos y experiencias y por supuesto, conociendo algo, un poco más sobre mi mismo. Misión cumplida pues.
      Mañana Lunes vuelta a la rutina y a mi día a día laboral pero como suele decirse en estos casos... que me quiten lo "bailao".

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Todo está conectado.

Dentro del marco de la Teoría Elemental del Caos existe un concepto llamado "Efecto Mariposa", perfectamente expresado con la frase "el aleteo de las alas de una mariposa pueden provocar un Tsunami al otro lado del mundo".
A mi entender, aunque un tanto exagerada, es una forma de explicar que todo en el mundo está conectado, que todos establecemos relación con el mundo que nos rodea de modo que cualquiera de nuestros actos o palabras influyen en mayor o menor medida en su devenir.
Veamoslo mejor con un sencillo ejemplo:

Un joven toma el bus urbano y al ver un asiento libre decide sentarse. Dos paradas más tarde una señora mayor sube torpemente al autobús y busca seguidamente un asiento libre pero por desgracia no queda ninguno. La señora se resigna a permanecer de pie durante el trayecto pero el joven, al ver a la señora mayor allí incómoda de pie decide amablemente cederle su asiento, cosa que ella acepta muy agradecida.

En este ejemplo vemos un acto amable y bondadoso, un bien que se la hecho a una persona, en este caso, a una señora mayor. Imaginaremos que el joven altruista es consciente de que este acto ha traido un sentimiento positivo a la señora, pero vayamos más allá... ¿Sólo a la señora?.
Imaginemos a la señora llegar a casa y compartir la anécdota con sus familiares. Sin duda ellos, por ser personas que la quieren y la consideran importante en sus vidas, también se sienten agradecidos al saber que alguien ayudó a su familiar. Entonces este jóven no sólo hizo un bien a la señora, sino también a toda su familia aunque haya sido indirectamente.
Si extendemos este razonamiento a los familiares, estaremos de acuerdo con que las personas que son importantes en las vidas de cada uno de estos familiares también se sentirán agusto pensando que alguien les ha hecho sentir bien aunque haya sido indirectamente.
Si seguimos extendiendo este razonamiento nos encontraremos con que un simple gesto de humanidad y buena educación como el del joven del autobús ha traído un bienestar a un grupo ampliamente numeroso de personas, directa o indirectamente, pero lo ha traído.

Por decirlo de alguna manera, ese jóven ha lanzado un bien al mundo, a la vida, a la humanidad, aunque sólo una persona haya sido la destinataria directa de ese bien.

Alguna persona avispada que pueda estar leyendo esto (y no se haya aburrido al cuarto o quinto párrafo y haya dejado de leer) podría pensar lo siguiente:
"Si la señora al llegar a casa no se lo hubiera contado absolutamente a nadie ¿sería igual de cierto todo esto que se ha dicho?"

Es ciertamente una buena pregunta. Si la señora no lo cuenta sus familiares no lo sabrían y por tanto no podrían sentirse agradecidos por el gesto del joven del autobús, ni ellos ni las personas que tienen lazos con ellos y por tanto también podrían haberse sentido agradecidos de haberlo sabido. Pero ahora bien... ¿que tú no seas consciente de que alguien te ha hecho un favor implica que ese favor no ha existido? De ninguna manera. Una buena acción lo es independientemente de que tenga mayor o menor repercusión. Aunque todo hubiera quedado entre el joven y la señora, el gesto está ahí, el bien está hecho y eso es impepinable.
Puede que los familiares de esta señora nunca lleguen a saber que alguien les hizo un bien al tener un gesto tan amable con ella, pero aunque así fuera, el bien también se les hace a ellos, lo sepan o no, y en consecuencia, es un bien que igualmente se le hace a la vida y al mundo.

Puede que esto a muchos os parezca una chorrada o una ida de olla de las mías, importa poco si es así porque el verdadero mensaje que quiero transmitir es que el mundo necesita mucho más bien del que ya hay. Invito por ello a todas las personas que puedan leerme a que sean amables con sus semejantes, a que hagan todo el bien que puedan, a que lancen al mundo todo el bien que sean capaces de lanzar.
El mundo y la vida lo agradecerán y creo firmemente además que, en algún momento, y aunque puede que nunca lleguemos a saberlo... todo ese bien nos será devuelto.

Decía una gran amiga, una de mis más antiguas y mejores amigas en su muro del Facebook "Otro mundo es posible, quiero creerlo". Y es verdad, de hecho creo que éste sería el camino para poder alcanzarlo.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Día de Extremadura

Hoy se celebra el día de la comunidad autónoma extremeña. Yo no nací en Extremadura sino en Sevilla pero llevo viviendo en Badajoz desde antes de que mi edad alcanzase los dos dígitos, con lo cual Extremadura es mi tierra.
Hay quien puede decir (y de hecho me lo han dicho muchas veces) que si no se nace extremeño no se es. Se equivocan, y de hecho es más que probable que yo lleve a Extremadura en el corazón mucho más intensamente que los que me dicen esa chorrada.
No tengo nada en contra de Sevilla ni de los sevillanos, pero ni lo soy, ni lo quiero ser, ni significa nada para mi. En Extremadura he crecido, he vivido, he amado, he soñado, he cambiado, he mejorado, en resumen, en Extremadura me he hecho como persona así que servidor de ustedes en el día de hoy quiere proclamar su orgullo de ser Extremeño en un día tan señalado.

He aquí nuestro himno, en este caso tan sólo la música. Os invito a escucharlo sin letra primeramente:


Y ahora, he aquí la letra:


En mi casa, todas las nochebuenas después de cenar además de los villancicos de rigor siempre se canta el himno de Extremadura. Hay quien puede considerar este tipo de cosas como patochadas o ridiculeces, en el sentido de que ser extremeño no te va a hacer mejor persona que ser madrileño, asturiano o castellano-leonés ni te va a dar ninguna ventaja o mejora especial en la vida, pero qué quieren que les diga, por muchos años que pase, yo sigo sintiendo un calorcillo y un orgullo especial cada vez que escucho el himno de mi Comunidad Autónoma. Llámenme ridículo o absurdo por ello, pero yo estoy orgulloso de ser extremeño.
No me importa cómo me miren fuera de Extremadura, no me importa lo que la gente pueda pensar o las burlas que puedan hacer por mi acento extremeño. No me importa la idea que tengan de Extremadura en otras comunidades, yo estoy orgulloso de mi tierra y a quien no le guste, que beba agua.

Feliz día de Extremadura a todos.