lunes, 28 de noviembre de 2011

Solteros

   Vivir en sociedad significa que todos necesitamos los unos de los otros, que no podemos crecer y avanzar en la vida si no es junto con otras personas. Para ello establecemos vínculos de muy diversa índole con los demás.
   De entre todos ellos, el vínculo más poderoso y sentimentalmente más intenso que podemos constituir con otra persona (si excluimos el familiar) es el amoroso, es decir, encontrar a una persona del sexo opuesto (o propio, según la orientación sexual de cada uno) con la que conectemos de una forma tan especial, tan enriquecedora y romántica como para que estemos dispuestos asumir con ella el compromiso de una vida en común.
   Así nacen las parejas y así se da el primer paso para la creación de una familia propia, independiente y distinta de aquellas de las que cada miembro procede sin que eso implique desvinculación de las mismas. Así pues entenderemos la importancia de la vida en pareja como paso previo a la fundación de una familia y por ende una importante institución de cara a la perpetuación de la especie.
   No es entonces casualidad, que la propia sociedad ejerza sobre sus miembros cierta presión, que se manifiesta en múltiples y sutiles formas, para que cale en las personas la necesidad de estar en pareja,  ensalzando las ventajas de ello y en ocasiones omitiendo las desventajas.
  
   Pese a la susodicha presión social hay un numeroso grupo de personas "en edad de merecer" (como decía mi abuela) que no tienen pareja. Ya sea porque la suerte en el amor les es esquiva y nunca consiguen mantener o consolidar las relaciones que empiezan o bien porque son constantemente rechazados; aunque también hay quienes lo están por una cuestión de ideales propios, según los cuales encuentran más ventajoso y satisfactorio estar soltero.


   No hay mucho que decir del primer caso ya que son personas solteras por imposición, es decir, lo son contra su propia voluntad (por mucho que nos intenten vender los libros de autoayuda y determinadas corrientes de pensamiento, encontrar el amor no depende sólo de uno mismo) mientras que en el segundo caso es la persona la que elige permanecer soltera. En ambos casos, en una sociedad que en gran parte aboga por la vida en pareja como garantía de perpetuidad generacional, esto conlleva el tener que aguantar determinados comentarios y determinados prejuicios sobre todo cuando ya se ha alcanzado cierto "límite" de edad; por ejemplo:

- Se te va a pasar el arroz: Curiosa metáfora culinaria con la que decirte que o bien te vas a hacer mayor, más "estropeado" y lo vas a tener mucho peor para encontrar pareja, o bien que (en caso de ser mujer) estás cerca de la edad en la que no puedas tener hijos.

- Te vas a quedar para vestir santos: En épocas pasadas muchas mujeres de edad avanzada que no se habían casado se dedicaban a realizar faenas y cuidados en iglesias, una de estas labores era adecentar las imágenes de los santos que adornaban las iglesias, vistiendo y desvistiendo santos para asegurarse de que siempre estuvieran en buenas condiciones.
Esta es una frase principalmente dirigida a mujeres solteras a partir de los 30 años, aunque también hay quien las usa para los hombres.

- No tiene pareja, a ver si va a ser gay/lesbiana: No es una frase que suelan decirle directamente a la persona en cuestión pero sí que suele escucharse entre personas de su entorno. Para mi gusto es algo tan absurdo que no merece ni comentarlo.

- A ver si es que vas para cura: El sacerdocio cristiano exige dedicación plena, lo que conlleva que no te puedes casar más que con tu vocación. Algunos perpetran esta ingeniosa comparación para señalar el hecho de que estás soltero, no se te ve intención de dejar de estarlo ni tampoco se te conocen "rolletes" ocasionales (o de una noche y adios muy buenas).

- ¿Cuándo te vamos a ver con novio/a?: Pregunta muy recurrente en celebraciones familiares. Habitualmente provinientes de personas emparejadas desde hace tanto tiempo que ya se les ha olvidado que una pareja no se consigue como quien se compra un donut en la pasteleria e igualmente no ven que no todo el mundo está por la labor de tener pareja. Pero lo que no ven sobre todo, una pareja no es algo que te "eches" (como quien se echa un saco de cemento a la espalda).

   Este tipo de comentarios son una muestra de presión social y pueden llegar a resultar sumamente cansinos para quienes desean vivir su vida como solteros sin compromisos, pero para aquellas personas anteriormente mencionadas que sí desean pareja pero no la consiguen, pueden llegar a resultar dolorosas. No es agradable para quien sufre por su soledad que los demás se lo restrieguen.
  
   Publicaba hace algún tiempo una amiga mía (espero que se le ocurra leer este post, así ve que me acuerdo de ella) en Twitter lo siguiente: "Compañeros q creen q cada vez q te escuchan con alguien es un ligue xD Tendría una vida muy movidita!". Está escrito de forma un poquitín cutre-salchichera pero... quienes conoceis Twitter sabréis por qué. Pero ello no quita que no le falte razón en lo que expone ya que es curioso comprobar cómo la gente parece tener muchas veces un, digamos, "sentido arácnido" a lo Spiderman para detectar cuándo hablas o te ves con cierta frecuencia con algun amigo/a en concreto. No importa por qué motivo, nunca falta quien ve en ello un interés romántico.
  
   Al final, la pura y simple realidad es que la soltería, al igual que la vida en pareja, tiene sus ventajas y sus inconvenientes; que cada cual valore según sus preferencias y circunstancias qué es lo que quiere para su vida. No creo que la raza humana se vaya a extinguir si dejamos que la gente elija si quiere ser soltera o quiere no serlo.

  Por ello mi mensaje para esas personas emparejadas que parecen obsesionadas con que el estado ideal del ser humano es estar como están ellos es que se relajen un poco, que no todo el mundo tiene que ver el asunto con su misma óptica y que se puede llevar una vida plena y feliz sin necesidad de estar en una relacion amorosa; que mientras no comprendan esto e insistan en su obsesión de ver emparejados a todos sus seres queridos que aun no lo están, acabarán resultando molestos y cansinos. Personalmente me gustaría que llegara un día en el que yo mismo, que soy soltero y lo he sido durante casi toda mi vida, fuera a una boda, comunión, o celebración familiar cualquiera en la que nunca tuviera que oir ninguna de las frases anteriormente mencionadas y subrayadas.

Siendo justos y para ir finalizando, mi mensaje es exactamente el mismo para aquellos que, siendo solteros por elección personal, se pasan la vida atormentando a los que están emparejados con las ventajas de la vida sin compromisos sentimentales e intentando convencerles de que no hay nada mejor en el mundo que la vida de soltero. Exactamente lo mismo va para vosotros.

Vivid y dejad vivir.

martes, 22 de noviembre de 2011

Hasta luego, Lucas.

   No se dejen engañar por el título de este post. Una frase como esta, popularizada por el gran maestro del humor "Chiquito de la Calzada", hoy no es inspiradora de risas o de chistes sino que esconde una historia un poco triste.

   Permitidme que comience contandoos una historia de mi infancia, uno de los capítulos más "oscuros" de mi vida. Sucedió en un viaje familiar al pueblo de mi padre. Allí pude ver por primera vez en mi vida y en vivo animales de granja. Fue entonces cuando mis tíos del pueblo nos trajeron a mi hermano y a mi nada menos que un patito, una cría de pato, un onadino (gracias, San Google).
   Quedé maravillado de verlo, tan pequeñito, amarillito, con su pequeño pico de pato y sus silbiditos. Jugué mucho con él y en un arrebato de cariño le di un abrazo tan grande y amoroso que... sin darme cuenta lo asfixié.
   Ante la alarmada reacción de mis padres y el lógico enfado de mi hermano mayor comprendí que lo que acababa de pasar era algo malo, acababa de matar a un patito, accidentalmente pero lo maté. Aun sin ser consciente de hasta qué punto era trágico lo ocurrido yo me llevé un gran disgusto. Mis padres me intentaron tranquilizar porque realmente estuve muy afectado.
   Con el paso del tiempo todo fue quedando en anécdota, un simple accidente, una imprudencia infantil, nada que te deje traumas. De hecho he tenido en casa otras mascotas después de aquello, como mi perro "Tarzán" o mi gata "Morronga" (con quienes, por experiencia propia, fui mucho más cuidadoso y delicado en mis muestras de cariño).
  
   Ya volviendo al año 2011, en verano mi madre tuvo la idea de traer a casa una linda cría de pato para que mis sobrinitos pudieran tener un nuevo animalito a quien atender y cuidar. A mi me pareció una buena idea porque serviría para inculcarles desde bien pequeños el amor a los animales. Quise, con ese motivo, compartir con ellos mi triste incidente de la infancia, para que entendieran que por mucho amor que aquella criatura les inspirase, no podían cometer la misma imprudencia que cometí yo.
   Aqui van unas fotos de cómo era cuando lo trajeron a casa.




Casi como un peluchín.
El caso es que mi hermano y mi cuñada se negaron a quedarse con el pato, de modo que lo tuvimos que cuidar nosotros en casa. Así mis sobrinos tenían otro buen motivo para venir a vernos.

Era evidente que no nos lo íbamos a poder quedar para siempre, ya que un piso en el centro de Badajoz no es sitio para tener un pato y, conscientes de que un día se haría tan grande como para no poder tenerlo más, acordamos que lo llevaríamos a la misma granja de donde nos lo trajeron.

Nuestro pato, a quien mis sobrinos bautizaron con el nombre de "Lucas", ha estado viviendo en casa desde mediados/finales de Agosto hasta hoy 22 de Noviembre, que se lo han llevado de vuelta.
Estas son las fotos más actuales que tengo, para qué veais lo mucho que ha crecido y ha cambiado durante todo este tiempo:




   Si no se lo hubieran llevado, Lucas estaría ahora aquí conmigo, tumbado en el suelo entre mis pies y apoyando su cabecita en mi pie izquierdo, y eso después de haber recibido un buen baño en la bañera y haber estado un ratito en la terraza para que estirase las piernas.
   Adoraba su rinconcito bajo la mesa de la cocina, se pasaba las tardes allí tumbado y vagueando, levantándose sólo para echarle tientos al pienso y beber de su cuenquito de agua. Echaré mucho de menos la forma en que me seguía a todas partes por la casa, cómo me picoteaba los pies para que le prestase atención y cómo me dejaba la habitación llena de cacas y de meados. Me encantaba llegar del trabajo por las noches y encontrarmelo allí en su sitio, como si tal cosa, me encantaba acercarle un dedo al pico y ver cómo alargaba el cuello para intentar picotearlo.
   Hasta que se ha tenido que ir ha sido el verdadero rey de la casa. Me he puesto muy triste al verle marchar y al pensar que no lo volveré a ver, pero me consuela pensar que irá a un sitio donde habrá muchos de su especie, no le faltará comida, ni le faltarán amiguitos patunos, ni le faltará una buena alberca o sitio donde nadar, bañarse y hacer vida de pato, que era lo que aqui en casa no podía hacer por razones de espacio.
Esta noche, cuando he vuelto del trabajo y he visto el que era su rincón habitual de la cocina ahora ocupado por un taburete, me he quedado cabizbajo y decaído. Tengo tan buenos recuerdos de mi plumífero amigo que ahora me parece mentira que ya no esté.
Qué razón tenía aquel que cantaba que algo se muere en el alma cuando un amigo se va.
Espero que con el paso del tiempo vuelva a acostumbrarme a no tener mascota, que mi amigo Lucas sea pronto un agradable recuerdo del pasado como lo es ahora mi antigua gata y mi antiguo perro.
No quiero pensar qué futuro le espera a mi amigo (lamentablemente los patos de granja sólo se tienen para lo que se tienen) sólo espero que mientras éste le llegue, tenga una buena vida. Por otro lado también me gusta pensar que Lucas, además de un amiguete, ha sido también una oportunidad que me ha dado la vida para, de algún modo, redimirme por haber causado la muerte a aquel patito en el pueblo de mi padre cuando yo era un niño.
Nunca olvidaré a Lucas. Mi mascota, mi amigo. De los que leais esto, quienes tengais alguna mascota, pediros que la cuideis mucho y la tengais siempre a vuestro lado; a los que tengáis hijos, que les enseñéis desde bien pequeños que a los animales hay que quererlos y cuidarlos, que no son juguetes de usar y tirar, que también tienen un corazoncito y sentimientos. Enseñar a nuestros hijos a querer y cuidar de nuestros amigos los animales es fundamental para aquellos padres que aspiren a que sus hijos sean buenas personas cuando crezcan.
Despido este post del mismo modo que lo empecé. Con un cariñoso y sentido "Hasta luego, Lucas" (aunque la realidad es que ha sido un "hasta siempre") a modo de homenaje de despedida para mi pequeño pato, a quien echaré muchísimo de menos.
Un saludo a todos y gracias por el tiempo que habéis dedicado a leer estas sentidas líneas.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Enrique Falcó

   Muchas son las personas que a lo largo de toda una vida se cruzan en nuestro camino y todas dejan cierta huella en cada uno. Yo siempre he sido de los que piensan que aquellos a quienes conoces, incluso aquellos con las que no llegas a cruzar más allá de dos palabras, hacen indirectamente de ti la persona que hoy eres.
   Muchos son también los grados de amistad y confianza que puedes llegar a alcanzar con cada persona que te cruzas; mayores serán pues sus aportaciones a tu vida cuanto más fuertes sean los vínculos que establezcas con ellos.
   Tengo el gusto de poder afirmar que conozco a Enrique Falcó desde el colegio, ya que aunque nunca en aquella época llegamos siquiera a cruzar palabra, sí que fui consciente de que compartimos mañanas en el mismo patio de colegio durante nuestra infancia cuando entablé conversación con él por primera vez, hará ahora camino de ocho años.
   Hoy, además de ser mi compañero de trabajo es un gran amigo para mi y quiero dedicarle mi más merecido reconocimiento desde este humilde blog que, desde su pequeño gran rincón virtual nada más y nada menos que en el Diario Hoy ha querido dar a conocer a sus muchos seguidores algo sobre mi persona y sobre lo que en este blog escribo para todos.
   Hombre alegre, bonachón, amigo del buen comer y del buen beber así como de la cultura en todas sus facetas, hombre dicharachero y divertido que incluso en malos momentos siempre se muestra sonriente y guasón, hombre sociable y con sentido del humor que nunca desdeña un buen Loch Lomond en buena compañía.
   Con estas humildes palabras quiero agradecer su constante interés por dar a conocer mi blog y en este caso concreto por mencionar sobre mi persona y sobre mis escritos. Así como recomendar encarecidamente la lectura frecuente de su blog y por supuesto su colaboración semanal (Todos los Domingos en la sección de Opinión del Diario Hoy). Os encantará su forma de contar las cosas, tan cercana, tan personal. Lejos de fríos y sesudos análisis propios de altos intelectuales y entendidos Enrique Falcó escribe para su público como lo haría una persona cercana a la gente de a pie.



   Así mismo, a todos aquellos seguidores suyos que entres en mi blog por primera vez a través de él, daros la bienvenida y expresaros mis deseos de que el contenido que mi espacio alberga sea de vuestro agrado. Gracias a todos. Un fuerte abrazo.