domingo, 9 de octubre de 2011

Viaje a Barcelona

   Tras un largo viaje que empezó a las doce del mediodía del jueves y acabó casi a las diez de la noche, quien suscribe volvió a Badajoz después de permanecer seis días en Barcelona.
   Creo recordar que no había hecho viajes a larga distancia desde el primer año en que empecé a trabajar, y la llevo seis así que la verdad es que ya iba tocando. Entre algunos de mis compañeros ya es sabido que he planeado más viajes antes y al final nunca se llegaban a materializar, era el momento idóneo para que de una vez se rompiera esa mala racha.
   Afortunadamente ya tenía el alojamiento garantizado, me quedé en casa de mis tíos así que, cubiertas las necesidades básicas mis primeras preocupaciones eran, por un lado adaptarme al calor húmedo propio de las ciudades de costa y por otro adaptar mi ritmo de vida al de una ciudad grande como aquella. Sorprendentemente no me costó demasiado ni lo primero ni lo segundo.
   A partir de aquí no tardé en darme cuenta de hasta qué punto era diferente la vida de mi querida Badajoz respecto a esta, pero lejos de perpetuar allí la vida completamente sedentaria que habitualmente llevo en mi ciudad realmente no paré en casa de mis tíos nada más que para comer y para dormir.
   Por las mañanas, plano de las líneas de metro en mano, me iba a recorrer los puntos más emblemáticos de la ciudad pese a conocerlos ya pues no era la primera vez que iba a Barcelona; por las tardes, después de comer y reposar la comida con intentos fallidos de siesta, me dediqué a la vida social (vida social no familiar).
   ¿La playa? sólo la pisé el Domingo por la mañana... y de casualidad. El resto del tiempo ni me acordé ni me llamó. Mi tiempo era escaso y la ciudad demasiado grande y con demasiadas cosas que volver a ver como para perderlo tumbado en una toalla o retozando entre las olas (por no hablar de que por mi medicación no es recomendable aquello de tomar demasiado sol). Yo quería ver, ir aquí, ir allí, ver esto, ver aquello, Metro para acá, Metro para allá, etc.
   La parte negativa es que no dormí demasiado, principalmente porque notaba demasiado la diferencia de mi cama con la de casa de mis tíos, pero también porque mi mente no paraba de dar vueltas recordando todo lo vivido durante cada día y especialmente los ratos que pasaba con mi amiga Sara y las demás personas que tuve la ocasión de conocer a través de ella. Algunos de estos pensamientos eran:
  • ¿Cómo era posible que en Badajoz me diera tanta pereza salir a cualquier parte y aquí, que las distancias son mucho mayores y requieren andar mucho más, no parase en casa?.
  • ¿Cómo era posible que ni estuviera echando de menos mi ordenador ni internet (sólo usé el del móvil porque con Sara me comunicaba a veces por ese medio) cuando en Badajoz ambos son parte indispensable de mi vida?
  • ¿Cómo era posible que en Badajoz me pregunten por algunos sitios y no sepa donde están y sin embargo, con un par de vagas explicaciones, no me costara nada llegar hasta los últimos rincones de una ciudad tan inmensa como Barcelona?
  • ¿Cómo era posible que siguieran existiendo los trileros de Las Ramblas? Si existen es porque la gente sigue cayendo en la trampa ¿como es eso posible en pleno siglo XXI?
  • Ni mi amiga Sara ni yo tenemos pareja y hemos pasado juntos tardes enteras. ¿Cuánto tardarán en preguntarle a ella la gente de su entorno si "hay algo" entre nosotros? ¿Cuánto tardarán los del mío en preguntarmelo a mi?.
  • En cualquiera de los sitios en los que he estado siempre me he visto a mi alrededor gentes de diversas razas nacionalidades haciendo sus vidas sin meterse con nadie, un gran crisol de culturas. ¿Cómo es posible que esto sea un problema o una lacra para mucha gente?.
  • Qué dificil tiene que ser encontrarse con alguien por casualidad en una ciudad así.
  • ¿Podría llegar yo a acostumbrarme a aquello? y en caso de que así fuera ¿Podría yo re-acostumbrarme de la vida de alli a la vida de aqui?.
   Sería una torpeza por mi parte reconocer que en sólo seis días era dificil conocer la parte negativa de una vida como aquella. Muy posiblemente acabaría echando de menos Badajoz antes de lo previsto. Sea como fuere y sea por el motivo que sea lo que sí esta claro es que este viaje ha sido para mí un paréntesis. No sólo he cambiado de ciudad por unos dias y he abierto mi mente a otro tipo y a otro ritmo de vida, ahora entiendo que este viaje además de para despejarme de tantos años sin salir de Badajoz me ha servido también para acercarme un poco más a mi mismo y a otros aspectos de mi vida que, por alguna razón, aqui permanecen en estado latente.
   Eso era, en esencia, lo que esperaba conseguir en este viaje.Vuelvo a Badajoz atesorando muchos buenos momentos y experiencias y por supuesto, conociendo algo, un poco más sobre mi mismo. Misión cumplida pues.
      Mañana Lunes vuelta a la rutina y a mi día a día laboral pero como suele decirse en estos casos... que me quiten lo "bailao".

2 comentarios:

  1. PUES ME ALEGRO Y MUCHO DE QUE LO HAYAS PASADO TAN BIEN EN BARCELONA, CIUDAD QUE POR CIERTO NO CONOZCO Y ES ASIGNATURA PENDIENTE, UN SALUDO CUERPO

    ResponderEliminar
  2. Pues ánimo, te aseguro que te va a encantar.
    De todos modos, como curiosidad, te comentaré que la asignatura pendiente que tu tienes con Barcelona la tengo yo con Madrid.
    Habrá que hacer una escapadita cuando el tiempo y el dinero nos lo permitan.

    ResponderEliminar