lunes, 5 de marzo de 2012

¿Hacia dónde vamos?

   Se decía y se dice que en 2012 acabará el mundo, que los Mayas lo predijeron al decidir que el 21 de Diciembre iba a ser el último día del calendario que ellos crearon. Yo personalmente prefiero no posicionarme al respecto pues ya he vivido varios "fines del mundo" que alguien había previsto y finalmente no fueron. Mantengo mi escepticismo como lo mantuve con otras teorías como la milenarista, el efecto 2000, Nostradamus, etc.

   Sin embargo sí que empiezo a creer que el famoso fin del mundo de los Mayas ocurrirá de una forma no literal. Estamos asistiendo a una época de cambios absolutamente brutales. El paro golpea fuerte a nuestro alrededor y la única forma que parecen tener nuestros líderes de combatirlo es... creando más paro y destruyendo de un plumazo derechos fundamentales no sólo de la clase trabajadora, sino de toda la ciudadanía.

   La Sanidad pública está siendo expoliada sin piedad, lo mismo la Enseñanza pública y todo esto sin querer entrar en materia de derechos de los trabajadores.

   La gran orgía de dinero que durante los últimos años se han pegado la banca mundial y los gobiernos la está pagando el que menos culpa tiene, el ciudadano de a pie. Cada día nos desayunamos con noticias de un nuevo recorte al estado del bienestar o con las consecuencias de los ya existentes mientras contemplamos atónitos cómo los verdaderos responsables permanecen inmunes a las consecuencias de la crisis que ellos mismos crearon (Lo siento en el alma pero decir que ESTO es un castigo a los bancos me parece sencillamente una ofensa). La realidad es que los bancos no están pagando consecuencia alguna por sus desmanes sino todo lo contrario, se les está inyectando millones y millones de dinero público, de nuestro dinero, del de todos los que durante años trabajamos duro y ahora vemos que el fruto de ese trabajo es sacrificar los pilares más sagrados para nuestra sociedad.
   No veo que los políticos impulsen medidas para luchar contra el fraude fiscal, no veo que nuestros gobernantes se preocupen de atajar el asunto de las multimillonarias evasiones de impuestos a paraísos fiscales; lo único que veo es que nuestros gobernantes cargan sin piedad sobre nosotros toda la responsabilidad de lo ocurrido, destruyen todos los derechos que nuestros padres y abuelos consiguieron tras duras y sangrientas luchas.

   El mensaje de los líderes mundiales es claro: Los bancos y las grandes riquezas no tienen nada que temer, pueden seguir haciendo negocios temerarios y negligentes sin preocuparse de las consecuencias porque ahí están los gobiernos para respaldarlos con todo el dinero público que haga falta. Nunca correrán riesgo alguno porque sus culpas y las consecuencias de sus errores las pagaremos los de siempre, es decir, la clase media, la clase trabajadora.
   Como trabajador, si no soy responsable y no cumplo con mis obligaciones mi destino es ser justamente despedido. Si la banca es la irresponsable y la incompetente su destino es ser cubierta con millones y millones de euros de las arcas públicas que garanticen gloriosas prejubilaciones multimillonarias a los responsables de dichas malas acciones.

   Promulgar una y otra vez leyes que responsabilicen al pueblo de las chapuzas financieras de la banca y la política no puede acabar en nada bueno; destruir el futuro de millones de estudiantes haciendo recortes tan brutales que perjudiquen notablemente la calidad de la enseñanza no puede acabar en nada bueno; reducir drásticamente la calidad de la sanidad pública (de la que dependen la gran mayoría de los ciudadanos de este país) no puede derivar en nada bueno; sacrificar los derechos de los trabajadores y rebajar con ello de forma contundente la calidad del trabajo a la larga no va a traer precisamente un final feliz.

   Quisiera que aquellos que nos gobiernan se parasen a reflexionar seriamente sobre esto, que por una vez se olvidaran de salvaguardar sus intereses y los de aquellos que, en el anonimato, les financian y que son para quienes en realidad trabajan (está claro que para el pueblo hace años que dejaron de trabajar, si es que lo hicieron alguna vez).
   Despido más barato, trabajo de pésima calidad, mal pagado y carente de seguridad y estabilidad, subidas de impuestos, recortes (cuando no supresión total) de derechos sociales básicos... ¿quién va a consumir en este país si gracias a estas maravillosas políticas todos tenemos menos calidad de vida y menos poder adquisitivo? y si como consecuencia de estos brutales recortes el consumo baja... ¿cómo vamos a crecer económicamente?.

   El mundo, como decía al principio, quizá no llegue literalmente a su fin, pero puede que sí observemos el final del mundo tal como lo conocemos; el final de un mundo basado en el capitalismo y la globalización más salvaje y despiadada; el final de un mundo en el que la supervivencia de millones de personas no dependa de que la cuenta de beneficios de la banca o de determinados megaemporios financieros sea mayor o menormente positiva; el final de un mundo el que como dijo Winston Churchill "nunca tantos debieron tanto a tan pocos".
   Creo firmemente que nos acercamos al fin de un ciclo; que el capitalismo como sistema es en la actualidad un monstruo que se está devorarndo a si mismo en estos momentos y que está dando sus últimos coletazos; que nos enfrentamos a un cambio mundial mucho mas serio y profundo de lo que parece.
   Esto es sólo mi opinión personal, lo único que sí deseo, de todo corazón, es que si tengo razón y el capitalismo cede su supremacía a un nuevo sistema, que esta transición se haga sin derramamiento de sangre y que lo que venga detrás no sea algo peor y más injusto.

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