miércoles, 22 de diciembre de 2010

Un alto en el camino

Hoy, día 22 de Diciembre, es el día en que unos pocos tendrán la suerte de recibir un premio gordo de lotería navideña y una inmensísima mayoría se conforma pensando "Bueno, por lo menos tenemos salud".

Por el momento todo parece indicar que no voy a tener lo primero, cosa que es de esperar porque estadisticamente es muy dificil, pero el verdadero problema es que en estas fechas lo que me está fallando es lo segundo, es decir, la salud.

Es por eso que escribo este post anunciando que durante algunas semanas mi actividad bloguera va a cesar, pues sufro un brote de mi enfermedad que me tiene bastante, llamemoslo... "desganado". Tengo muchas ideas que compartir y muchas cosas que contar... pero ni me siento con fuerzas ni me siento con ánimos, prefiero dedicar mis energías en mantenerme lo suficientemente fuerte como para no faltar al trabajo, y menos en esta época del año.

Para quienes no lo sepais, mi enfermedad se llama Colitis Ulcerosa, como podreis leer es una enfermedad crónica con periodos indeterminados de actividad e inactividad. A día de hoy, me encuentro en un periodo de actividad con cierta virulencia y eso me hace sufrir dolores importantes y cierta sensación de desánimo y desgana.

Llevará algunas semanas volver a la normalidad, pero hasta entonces no me siento en condiciones de escribir en el blog. Un saludo y vayan para todos mis más sinceras felicitaciones navideñas y que... si la suerte lotera no os sonríe... que al menos no os falte la salud.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Yo y mi circunstancia.

La primera vez que escuché la frase que titula este post fue en una conocida radio musical, pues era el nombre de un grupo musical que cantaba una canción llamada "como un idiota" (no era un grupo muy allá y la canción era bastante absurda, pero por alguna razón me gustaba escucharla). Ignoraba entonces, pues era yo jovenzuelo e inmaduro, que el nombre de aquel grupo era parte de una frase en la que se contaba una de las verdades más grandes de este mundo:
"Yo soy yo y mi circunstancia".
Pese a que dicha así es una frase con pleno sentido, la realidad es que no es una frase completa. Su autor, Ortega y Gasset, dijo: "Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". La segunda parte se suele omitir porque básicamente refuerza la primera afirmación de la frase y no aporta mucho más.
En el post anterior hablaba sobre mi mismo y sobre lo necesario que consideraba tener tiempo para mi mismo. Es cierto que en la sociedad que hemos creado es imprescindible establecer relaciones sociales con personas o grupos de personas, es cierto que no podemos crecer como personas si no es caminando junto a otros y es por ello cierto que los eventos sociales tienen su importancia, por poner un ejemplo que en estas fechas está a la orden del día, las cenas navidelas, ya sean familiares o de empresa

Un compañero mío me comentaba en el trabajo que durante la última hora le habían asignado un puesto donde no había trabajo que hacer y que se sentía totalmente infrautilizado, que una hora entera sin hacer nada por obligación era un fastidio al pensar en los millones de cosas que podría hacer para aprovechar ese tiempo. Personalmente yo utilizaría esa hora para algo muy sencillo, para ser yo mismo, o si así queda mejor explicado, para estar conmigo mismo.
Mi compañero podría responderme con un "¡pues vaya tonteria, si uno siempre está consigo mismo, las 24 horas del día!" pero sería una equivocación por su parte, pues habría olvidado que uno siempre está con su circunstancia.

Todos tenemos por lo tanto un yo para cada momento: Quien les escribe no es la misma persona cuando está aquí, sentado en el ordenador, expresando ante una indefinida cantidad de lectores mis ideas, pensamientos y sentimientos que cuando está en su puesto de trabajo atendiendo a sus clientes. También soy una persona diferente a las anteriormente mencionadas cuando estoy tomando una cerveza con uno o varios amigos... en resumen. Soy una persona sutilmente distinta en cada circunstancia, pues cada situación requiere el uso de unos protocolos (importantísima palabra en la vida y en la informática) y unas normas no escritas de comportamiento necesarias para hacer agradable la convivencia.
Por poner un ejemplo básico, yo en mi puesto de trabajo, en ocasiones tengo que tragar con cosas que no toleraría fuera de allí y tengo que ponerles buena cara y reirles las gracias a una serie de personas a las que fuera de allí me gustaría no encontrarme jamás. ¿Soy entonces yo mismo cuando desempeño mi trabajo? no, simplemente soy una "versión" de mi mismo. Esta idea es también aplicable a cualquier circunstancia no laboral, yo no soy yo mismo cuando estoy de fiesta con mis amigos, ni tampoco soy yo mismo cuando estoy en la consulta del médico por alguna dolencia, etc.
Hay entonces tantos "yo mismo" como circunstancias pueblan mi vida en este momento: infinidad de versiones de mi misma que pese a compartir un mismo alma, un mismo corazón y una misma esencia, son ligeramente diferentes entre si.
¿En qué momento pues, podría decirse que yo soy verdaderamente yo?. Cuando se está en completa soledad, pues es entonces cuando conectamos con quien realmente somos y con lo que realmente queremos y necesitamos. El compañero del que antes hablé no parece verlo así, pero a mi entender, una actitud como la suya refleja una curiosa necesidad de alejarse de si mismo que no sabría responder a qué se debe.

No pretendo hacer apología de la soledad, aunque a mi me guste elegirla y la disfrute con frecuencia, creo que ni es conveniente vivir constantemente encerrados en nosotros mismos ni lo es vivir con pura ansia de estar siempre haciendo cosas y huyendo de la tranquilidad. Es muy sano y muy recomendable desconectar tanto del mundo en favor de nosotros mismos como de nosotros mismos en favor del mundo.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Prisas

¿Qué es mejor? ¿llegar cuanto antes o disfrutar del camino?.
Vivimos muy deprisa esta vida. Vamos con el coche y aunque no tengamos prisa siempre conducimos rapido, queremos llegar cuanto antes y si vamos andando, igual, vamos con la mente centrada en que queremos llegar ya.

Queremos hacerlo todo, abarcarlo todo, terminarlo todo, alcanzarlo todo y todo cuanto antes. Pero eso nos tiene totalmente estresados y cabreados con el mundo. Es cierto que en muchas ocasiones nuestras obligaciones nos absorben tanto tiempo que el poco que nos queda libre no nos gusta desperdiciarlo, pero también es cierto que vivimos en un mundo en el que muchas veces parece que cometes un crimen si dedicas tu tiempo libre a... absolutamente nada.
Yo lo admito, soy una persona absolutamente sedentaria. Yo en mi trabajo dispongo de dos días libres por semana y reconozco que por lo menos uno de esos días me gusta que sea para mi, sólo para mi, ni para mis amigos ni para visitas ni nada. Un día entero para estar conmigo mismo, dedicarme a lo que me gusta y me llena, a mis ratitos de ordenador, a mis lecturas de entretenimiento, a la escritura de mis relatos, a mis paseos a solas, a mis videojuegos, a mis videos de youtube, a mi música, a mi facebook... Resumiendo, un día entero para pasarlo conmigo mismo, con mis pensamientos y con mis reflexiones. El segundo día ya cumpliremos compromisos sociales que haya que cumplir (que de eso hablaré próximamente), pero previamente yo ya habré tenido lo que yo considero que es mi verdadero descanso.
Mucha gente me diría "pues ese es un día de tu vida que has perdido por no haberlo aprovechado para hacer muchas cosas, bla bla bli, bla bla bla". Pues no señores, no estoy para nada de acuerdo. De hecho considero que es muchísimo más provechoso dedicarse a uno mismo que al resto del mundo. Toda esta gente que parece tener alergia a estar parados y tranquilos, sin nada que hacer muchas veces se creen superiores y creen que disfrutan más de la vida cuantas más actividades tengan. Olvidan que todo eso es pasajero, que una noche de copas con los colegas se acaba al amanecer, que un día de campo se acaba al anochecer, que salir a montar en bici se acaba cuando te canses... pero que lo que nunca se acaba es el hecho de que con quien convives 24 horas diarias es contigo mismo, y que si no eres consciente de eso estás desaprovechando tu recurso personal más valioso. Por eso yo no creo estar perdiendo mi tiempo si dedico un día a la semana a mis pensamientos y a mis sentimientos, sino todo lo contrario.

Tampoco podemos ser extremistas, reconozco que hay momentos en que hay que hacer las cosas deprisa, especialmente porque tenemos obligaciones que nos ocupan mucho tiempo pero a la vez requieren cierta celeridad, pero una cosa es eso y otra cosa es que tengas que ir deprisa por inercia. Os pongo un ejemplo: hace algunos años, un amigo que había estado viviendo unos meses en Madrid me llamó para quedar conmigo.Me dijo que acababa de llegar a Badajoz, y que ahora iba a comer, pero que después quería hacer tal cosa, después otra, y otra...  y que no le importaba quitarse media hora de su tiempo para comer para quedar conmigo. Yo le dije "Para el carro, colega, que ya no estás en Madrid. Tú tómate tu tiempo para comer, que si no puedes quedar hoy quedamos mañana, que no nos persigue nadie ni nada".

Siempre he tenido especial animadversión por los cagaprisas, ya sabéis, estas personas que siempre están detrás de ti, metiendote prisa para que hagas lo que sea que tengas que hacer cuanto antes y sin respirar a ser posible, independientemente de que sea necesario que te des prisa o no, ellos siempre te van a presionar y exigir que acabes rapido. Conmigo no van las personas que parece que se les va a acabar la vida mañana y te presionan para que tú hagas las cosas también así.
¡Basta ya de prisas, por favor! Hay cosas que son urgentes y no pueden esperar, eso lo entiendo, pero para las que no lo son... ¿por qué hay que hacerlas deprisa? ¿por qué esa sensación de que se vive más la vida cuanto más ocupado se está y menos tiempo libre se tiene?. Cada persona tiene su ritmo y hay que respetarlo.
Cuando a mi una persona me dice "macho, hay que vivir la vida a tope, vivir cada dia como si fuera el último"... yo siempre pienso en lo que hizo Homer Simpson en un episodio en el que leía esa frase en un libro: sentarse en un bordillo y con las manos en la cara ponerse a llorar gritando "¡¡buaaaaaah!! no quiero moriiir!!". Es cierto que la vida es muy cruel a veces y que se te puede ir el día menos pensado pero... señores... ¿No es terrible vivir la vida bajo ese pensamiento?. ¿No es terrible que ese hecho tenga que influir en cómo quieres que sea tu vida?.
Hay que vivir, sí, hay que avanzar, hay que aprovechar el tiempo... pero si no se disfruta del camino porque sólo se vive pensando en llegar cuanto antes a la meta y en lo que nos espera al llegar, entonces estaremos desaprovechando la vida exactamente igual que si nos estancasemos y no avanzasemos nunca.