miércoles, 13 de julio de 2011

A mi hipotético futuro hijo/a

Ahora eres jóven y seguramente no comprendas muy bien el "fregao" en el que te hemos metido tu madre y yo al traerte al mundo, por eso quiero que sepas una serie de reflexiones que tu "viejo" ha hecho y que considera que estaría bien que tuvieras en cuenta a la hora de elegir tu propio camino y tomar tus propias decisiones.
No pretendo manipularte, no pretendo convertirte en una versión más joven de mi mismo, no pretendo que seas otra persona distinta a la que eres. Quiero tan solo que entiendas estas reflexiones como un punto de partida que te ayude a hacerte preguntas y encontrar tus propias respuestas. De hecho ahí va mi primera reflexión:

- No dejes que nadie dicte tu forma de pensar:
Encontrarás en tu camino a infinidad de personas que afirman tener la respuesta, que afirman saber la verdad, que afirman conocer el camino de lo que es mejor para ti y para el mundo. En resumen, el mundo está lleno de gente que te dirá lo que tienes que hacer. Quiero que sepas que no necesariamente saben lo que se traen entre manos por muy seguros que se muestren.
Tampoco te estoy diciendo que no les escuches, tan sólo que tengas en cuenta que para todo existen varios puntos de vista que merecen ser igualmente considerados. Conócelos todos y podrás formarte opiniones perfectamente sólidas y argumentadas.

- No todo es blanco o negro:
Ten precaución con todo aquel que lance mensajes tipo "o estás conmigo o estás contra mi", "si no eres parte de la solución, eres parte del problema". No te dejes engañar, no existe la verdad absoluta (salvo en las matemáticas y las ciencias empíricas pero no es eso de lo que hablamos).
Hasta las decisiones más aparentemente simples pueden esconder una profunda complejidad. Aléjate de los radicalismos, sólo sirven para cerrarte puertas y no está la vida como para eso.

- Dedica tiempo a ti mismo:
Llevamos un ritmo de vida absolutamente frenético en estos años. Cuando no es trabajo o estudio, son compromisos sociales o familiares y cuando no, mil cosas más que nos pueden surgir. Esto hace que en muchas ocasiones nos olvidemos de quienes somos y de qué es lo que queremos realmente.
Está bien complacer a nuestros padres, a nuestros superiores, a nuestros amigos... pero que esto jamás te aleje de que tú estás ahí, tienes tus necesidades, tus deseos, y debes también satisfacerlos, o lo que es lo mismo, debes ser feliz contigo mismo.
Aprende muy bien quién eres y nunca lo olvides. Quererte a ti mismo te abrirá las puertas a querer a los demás y a algo no menos importante, que los demás te quieran.

- No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti:
Este es el principio más básico y fundamental que debe respetar todo aquel que se considere persona humana. No voy a explicartelo más en profundidad porque es algo clarísimo y absolutamente evidente.

- Dos caminos:
A medida que vayas observando y aprendiendo verás que siempre hay dos formas de afrontar cualquier situación: una de ellas te proporcionará una llegada rápida a la meta que te plantees y satisfactoria a tus intereses pero te planteará serios dilemas morales; la otra por el contrario te requerirá dedicación, tiempo y esfuerzo para conseguir lo que desees pero a cambio te otorgará una gran satisfacción personal y aumentará tu autoestima. En todo caso dependerá de tu sistema de valores tomar un camino u otro y de hasta qué punto estés dispuesto a luchar por conseguir tus objetivos. Puede que en muchas ocasiones el camino a seguir sea un término medio entre los dos que te he explicado pero eso ya tendrás que valorarlo tú mismo en cada caso.

- Tu vida no es sólo tuya:
Eres una persona humana, con tu escala de valores propia, tus propias opiniones y tu propia visión del mundo. Resumiendo, tienes una identidad propia y eres dueño de tu propio destino sin embargo hay algo que jamás debes olvidar y es que no estás sólo en el mundo. Hay gente que te quiere, personas a las que les importas tú, personas de algún modo conectadas a ti ya sea por lazos familiares, amorosos, amistosos o de cualquier otro tipo, personas que disfrutarán cuando tú disfrutes y sufrirán cuando tu sufras. Serán personas también importantes para ti y cuyos sentimientos deberías tener siempre presentes antes de decidir qué hacer con tu vida. No te digo que supedites toda tu voluntad y tus deseos a la felicidad de los demás, como te dije antes debes elegir tú tu propio camino, tan sólo te digo que no dejes de incluir en los aspectos a tener en cuenta a la hora de tomar tus decisiones el modo en que éstas afectan a los que quieres y te quieren.

- Controla tu orgullo:
Quererte a ti mismo es algo fundamental para ser feliz en esta vida. Reforzar tu ego para que no te hundan las críticas destructivas que en la vida recibirás es algo muy importante. Sin embargo el orgullo propio, por mucho que te digan o por muchos mensajes externos que te lleguen al respecto, no es de ese tipo de cosas que cuanto más acumules más feliz eres sino todo lo contrario, el orgullo es un vaso de agua que ha de mantenerse en el punto exacto de llenado para que no se desborde. La escasez de orgullo propio te traerá infelicidad a raudales, pero el exceso de orgullo propio puede cerrarte importantísimas puertas a tu felicidad. Mi consejo es que nunca descuides tu orgullo pero, en lugar de dedicar tus esfuerzos en adquirir más y más sin control, dedicalos a mantenerlo en su punto justo porque te garantizo que conseguir eso no es nada fácil.
¿Quieres una ayudita para mantener tu orgullo en su justo lugar? Hay dos palabras que te ayudarán a ello si nunca dejas de usarlas en su debido momento. Estas palabras son: "Gracias" y "Perdón".

- Escucha y aprende:
Hasta la persona aparentemente más insignificante que pueda existir puede enseñarte algo nuevo.
En muchos aspectos comprobarás que la vida es una gran barra de bar un sábado por la noche, repleta de gente que grita y trata por todos los medios de hacer notar su voz para que el camarero les atienda antes que al resto. No será infrecuente verte envuelto en "batallas" así y del mismo modo que tampoco lo será que te centres tanto en alzar tu voz que al final te acabes olvidando de algo muy importante, las voces de los demás.
Por muchas ganas que tengas de que te sirvan una copa en la barra de la vida hay ocasiones en las que comprobarás que dejar de gritar y empezar a escuchar lo que los demás cuentan, puede abrir tu mente a nuevos conocimientos e ideas, a nuevas formas de ver la vida de las que muy posiblemente ni te habías percatado. Si escuchas atentamente y mantienes una mentalidad abierta hacia lo que los demás compartan contigo podrás añadir nuevas ideas y nuevas reflexiones a tu mente que te hagan encontrar nuevas formas de enfocar las cosas, formas mejoradas de las que ya tenías previamente asimiladas, formas evolucionadas y modernizadas. En eso consiste crecer y mejorar como persona, algo fundamental para tener éxito en la vida, y como ves... sólo hace falta pararse y escuchar en vez de gritar siempre tú.

- Cuidado con tus miedos:
La vida es algo muy inhospito y aterrador a veces. Todos tenemos miedo, el miedo forma parte de la vida y con cada etapa que en ella recorras, nuevos miedos aparecerán mientras otros quedarán atrás.
Siempre vas a tener miedos pero no deberias permitir que ello condicione tu vida (creeme, sé de lo que hablo).
Escucharás una corriente de pensamiento que dicta que siempre hay que enfrentarse a los miedos propios y superarlos, sin embargo las personas que piensan así cometen un importante error de concepto ya que creen que cuando luchas contra tus miedos siempre ganas, pero eso es mentira. Enfrentarte a tus temores no te garantiza superarlos. Si luchas contra tus miedos puedes perder el combate y las consecuencias de esto las acarrearás posiblemente para siempre.
¿No debes entonces combatir tus miedos? Sí, debes combatirlos para que no te dominen, pero debes hacerlo cuando estés totalmente preparado y en las mejores condiciones posibles para la batalla. Buena suerte en tus batallas, hijo mío.

Mi último consejo: Sé siempre Tú mismo.
Alguien dijo alguna vez que la vida es una gran partida de Poker en las que las cartas que te reparten son las que tendrás durante toda la partida.
Juega SIEMPRE con tus cartas, estudialas, aprende los puntos débiles de tus cartas en cada jugada y refuerzalos, aprovecha los puntos fuertes de tus cartas para conseguir victorias. No dejes que nadie te diga que tus cartas son malas o buenas porque en esta partida habrá manos en las que tus cartas te favorezcan y otras en las que te toque agachar la cabeza y perder sin remedio.
Tus cartas pueden ser más o menos favorables para ejercer en general un tipo de juego más agresivo o bién más conservador. Si estudiando tus cartas te das cuenta de que son más adecuadas para jugar de modo conservador y sólo arriesgando y "empujando" en momentos muy concretos... no arriesgues ni "empujes" más de lo necesario.

(Hago un inciso en este momento para mandar un saludo y un guiño ;-) a mi compañera Nieves, que sé que algún día leerá esto)

Y del mismo modo... hijo mío, si tus cartas son más adecuadas para un tipo de juego más participativo y arriesgado te digo lo mismo que hay encima del inciso pero al revés.
Lo importante es que aprendas a sacar el máximo partido a tus cartas, sean las que sean.

No sé, supongo que son muchas más cosas las que querría compartir contigo pero haciéndolo por escrito me llevaría toda la vida.
¿Sería mejor hablarlo en persona? De eso no te quepa duda, pero en este momento no existes, no sé si algún día vendrás a esta vida, no sé ni siquiera si estoy preparado para tu llegada. En todo caso, queden aquí mis palabras para tí, seas real algún día o no. Si no llegaras a serlo nunca... espero que puedas perdonarme algún día por no haberte traido al mundo. Mis cartas en la partida de Poker que es la vida no eran las más favorables para ello aunque, sinceramente te digo... no siempre las he jugado bien.
Quién sabe, puede que en las próximas manos que me toquen por jugar gane alguna partida importante y ello me lleve a que tengas una mamá dispuesta a traerte a la vida. Ojalá que sea así, hasta entonces... Que todo te vaya bien... estés donde estés.